Cómo aprovechar al máximo tu proceso terapéutico
- Mauricio Jiménez, Psicólogo
- 11 mar 2023
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 25 feb

Cómo aprovechar al máximo tu proceso terapéutico: Una mirada psicoanalítica
Iniciar un proceso terapéutico es un paso significativo, y para muchos, representa la primera oportunidad de mirarse hacia adentro, interrogar sus síntomas y confrontar aspectos de su historia que han permanecido en la sombra. La terapia no es simplemente un espacio donde "hablar de los problemas" o recibir consejos, sino un lugar donde el sujeto se enfrenta a su deseo, sus contradicciones y su verdad inconsciente.
Desde el psicoanálisis, entendemos que el cambio no ocurre simplemente por la escucha del terapeuta, sino por el trabajo que el paciente realiza sobre sí mismo en ese espacio transferencial. Entonces, ¿cómo aprovechar mejor una terapia psicológica?
1. La importancia de tener un punto de partida… aunque este no sea claro
Muchos pacientes llegan a terapia con la expectativa de ser guiados y "curados" por el profesional, esperando respuestas claras y soluciones inmediatas. Sin embargo, la función del analista no es dar consejos ni señalar un camino, sino permitir que el sujeto despliegue su discurso y encuentre, en su propia narrativa, aquello que lo determina y lo hace repetir.
No es necesario tener un objetivo perfectamente delimitado desde la primera sesión, pero sí estar dispuesto a hablar y a escuchar(se). El significante amo que estructura la subjetividad de cada uno se despliega en los relatos que traemos a sesión, en las palabras que elegimos y en las omisiones que hacemos.
Por eso, en vez de preocuparse por qué se supone que debe decirse, es más productivo preguntarse: ¿qué me pasa con esto que me sucede? ¿Por qué vengo a hablar de esto y no de otra cosa? El síntoma no solo es aquello que "molesta", sino aquello que estructura al sujeto, y su elaboración en análisis es el camino hacia su comprensión.
2. La transferencia: el motor del análisis
Freud nos enseñó que en la terapia no solo se habla, sino que se actúa algo con el terapeuta: se transfiere. Esto significa que en la relación terapéutica se ponen en juego los mismos conflictos, deseos y defensas que el sujeto ha vivido en otras relaciones significativas.
Por esta razón, hay quienes abandonan la terapia cuando sienten que el terapeuta "no les dice nada nuevo", "no los entiende", o cuando la incomodidad de ciertos temas se hace evidente. Sin embargo, es en ese momento cuando el trabajo analítico realmente comienza.
El deseo del analista no es dar respuestas ni tranquilizar, sino sostener un vacío donde el paciente pueda elaborar su propia verdad. Por eso, si sientes resistencia a hablar de ciertos temas, pregúntate: ¿qué hay ahí que me incomoda? ¿Por qué me resulta más fácil hablar de unas cosas y no de otras? La resistencia es una señal clave en el proceso.
3. El trabajo entre sesiones: la terapia no ocurre solo en el consultorio
La sesión no es una isla separada del resto de la vida, sino un espacio donde se abren preguntas que luego seguirán trabajando en el sujeto, muchas veces de manera inconsciente.
Si bien algunos enfoques terapéuticos sugieren "ejercicios" o tareas para casa, en psicoanálisis el verdadero trabajo ocurre cuando el paciente comienza a notar sus propios patrones fuera de sesión, cuando se sorprende repitiendo ciertas palabras, recordando sueños o reconociendo sus propios mecanismos de defensa.
El análisis no es un proceso pasivo, sino un compromiso con uno mismo. No se trata de esperar que el terapeuta nos "dé algo", sino de estar atentos a lo que decimos, a lo que no decimos y a las nuevas significaciones que surgen en el camino.
4. La verdad en análisis: entre el malestar y el deseo
Lacan nos recuerda que "la verdad tiene estructura de ficción", y en el análisis, no se busca una verdad absoluta, sino la construcción de un relato que le permita al sujeto entender su posición en la vida y en su deseo.
El psicoanálisis no promete la felicidad ni la eliminación del sufrimiento, sino la posibilidad de vivir de otra manera, de salir del circuito repetitivo del síntoma y de asumir una relación diferente con el propio deseo.
Los cambios no son inmediatos ni lineales, y muchas veces el paciente se sentirá perdido antes de empezar a ver los efectos del análisis. Sin embargo, la transformación ocurre cuando el sujeto deja de esperar que el Otro le dé respuestas y comienza a hacerse cargo de su propio deseo.
5. La continuidad y el compromiso con el proceso
En un mundo de inmediatez y soluciones rápidas, el psicoanálisis sigue apostando por el tiempo como un factor fundamental en el trabajo terapéutico. No se trata de "cuántas sesiones" se necesitan, sino de la disposición a sostener la pregunta.
Suspender la terapia de manera intermitente, asistir de forma inconsistente o buscar resultados inmediatos puede ser una forma de evitar el verdadero trabajo. El compromiso con el proceso es clave para que el análisis tenga efectos reales en la vida del sujeto.
Si estás considerando iniciar una terapia o si ya has comenzado, pregúntate: ¿qué estoy dispuesto a poner de mí en este proceso? ¿Estoy abierto a cuestionar mis propias certezas? El psicoanálisis no te dará respuestas prediseñadas, pero si te permites la experiencia, quizás encuentres algo que hasta ahora no habías podido escuchar.
¿Te animas a comenzar tu proceso terapéutico?
📍 Reserva tu sesión aquí:🔗 www.mauriciojimenez.com.ar
📲 Sígueme en Instagram para más contenido sobre bienestar emocional y entrevistas en medios:🔗 www.instagram.com/mauricio.jimenez.psicologo
📩 Escríbeme por WhatsApp:🔗 https://wa.me/message/X4LDXABACCSUP1
Comments